
Lactancia en los primeros días de tu bebé
El nacimiento de un bebé marca el inicio de una etapa llena de emociones, preguntas y aprendizajes. Si has elegido amamantar, es probable que ya hayas oído muchas recomendaciones, advertencias y consejos contradictorios. Lo cierto es que, aunque la lactancia es un proceso biológico, también es un vínculo que se construye y se aprende día a día.
Como asesora de lactancia certificada IBCLC y enfermera especializada en neonatología, acompaño a madres que desean vivir la lactancia con confianza y conciencia. A continuación, te explico qué es esperable durante los primeros días tras el parto, qué señales indican que la lactancia va bien, y en qué casos es recomendable pedir apoyo profesional.
Los primeros días: una danza de adaptación
Durante las primeras 48 a 72 horas de vida, tu bebé y tú estáis en un proceso de ajuste y conexión. Este periodo, a veces llamado “cuarto trimestre”, implica una serie de cambios fisiológicos tanto para el bebé como para la madre:
1. El calostro
En estas primeras tomas, tu pecho produce calostro, un fluido espeso, de color amarillento, riquísimo en inmunoglobulinas, proteínas, factores de crecimiento y compuestos antiinfecciosos. Aunque su volumen sea bajo (de 2 a 20 ml por toma), es exactamente lo que tu bebé necesita en esta etapa.
El calostro:
- Protege el intestino inmaduro del bebé.
- Estimula el primer movimiento intestinal (meconio).
- Tiene un efecto laxante natural que ayuda a eliminar la bilirrubina.
- Es altamente digerible y se adapta a cada toma.
2. Tomas frecuentes, sin reloj
Es normal que tu bebé quiera mamar muy seguido. Algunos recién nacidos piden pecho cada 1 o 2 horas, y a veces con pausas mínimas entre tomas. Esta succión frecuente cumple varias funciones:
- Estimula la subida de la leche (lactogénesis II), que suele producirse entre las 48 y 96 horas posparto.
- Genera conexión, seguridad y calor.
- Permite al bebé regular su temperatura, respiración y frecuencia cardíaca al estar en contacto contigo.
No necesitas mirar el reloj, sino observar a tu bebé: si hace señales tempranas como buscar, mover la cabeza, abrir la boca o succionar su manita, es momento de ofrecer el pecho.
3. ¿Y si hay dolor?
Una molestia leve en los pezones es esperable al principio, pero el dolor intenso, ardor, grietas o sangrado no deben considerarse normales. Estos signos suelen indicar un agarre ineficaz o un problema que merece revisión (como anquiloglosia o tensión en la mandíbula del bebé).
Señales de que la lactancia va bien
Aunque cada binomio mamá-bebé es único, existen indicadores generales que permiten evaluar si la lactancia se está estableciendo correctamente:
En el bebé:
- Hace entre 8 y 12 tomas en 24 horas.
- Escuchas degluciones después de unos segundos de succión.
- Suelta el pecho espontáneamente y parece satisfecho.
- Moja al menos 6 pañales al día de orina clara a partir del sexto día.
- Tiene deposiciones amarillas y blandas después del tercer o cuarto día.
- Va recuperando el peso del nacimiento hacia los 10-14 días.
En la madre:
- Los pechos se sienten más llenos tras la subida de leche, pero no duelen excesivamente.
- Sientes alivio después de cada toma.
- No hay grietas, sangrado ni dolor.
- La subida de la leche se ha producido entre el segundo y cuarto día.
Si alguno de estos signos no se cumple o aparecen molestias persistentes, puede ser momento de pedir ayuda para evitar complicaciones.
Dificultades frecuentes en los primeros días
Durante los primeros días es habitual que surjan algunas situaciones que, aunque comunes, no deben normalizarse sin revisar:
- Dolor en el pecho durante toda la toma.
- Sensación de que el bebé no se sacia.
- Tiempos excesivamente largos de succión sin pausas.
- Grietas o sangrado en el pezón.
- Sensación de ingurgitación (pechos muy tensos y duros).
- Dudas sobre si está tomando suficiente leche.
En estos casos, una valoración temprana puede marcar la diferencia. Recomiendo hacer un análisis completo de la situación: desde el agarre y la postura hasta la posible presencia de frenillo sublingual corto (anquiloglosia), que puede dificultar una succión eficaz.
¿Cuándo pedir ayuda?
Muchos de los problemas en la lactancia pueden resolverse con una intervención oportuna. Estas son señales claras de que es el momento de consultar:
- Dolor persistente o heridas en el pezón.
- Subida de la leche retardada (más allá de las 96h).
- Bebé que duerme demasiado y no muestra señales de hambre.
- Escasa ganancia de peso o pérdida superior al 10% del peso al nacer.
- Dificultad para engancharse al pecho o suelta el pecho constantemente.
- Sospecha de anquiloglosia (frenillo lingual corto).
- Necesidad de suplementar (tanto si te lo recomiendan como si tienes sensación de no tener suficiente leche)
Recibir asesoramiento en los primeros días puede prevenir complicaciones mayores, como una bajada de la producción, mastitis o destete no deseado.
El valor del acompañamiento profesional
Muchas madres se sienten juzgadas, desbordadas o malentendidas en esta etapa. Por eso, el acompañamiento que ofrezco no solo es técnico, sino también emocional y empático. En las asesorías, analizamos la situación completa, adaptándonos a tus necesidades, expectativas y valores.
Acompaño todo tipo de lactancias: exclusivas, mixtas, inducidas, de bebés prematuros o con condiciones especiales. No hay una única forma “correcta” de lactar, pero sí hay formas más informadas, sostenidas y respetuosas contigo y tu bebé.
Si estás empezando este camino o sientes que algo no va como esperabas, no estás sola. Estoy aquí para escucharte, orientarte y acompañarte en lo que necesites.